domingo, 17 de octubre de 2021

Borges en Oklahoma

 

En 1969, la Universidad de Oklahoma organizó una serie de conferencias en honor a Jorge Luis Borges, quien emprendió el largo viaje el 15 de noviembre. En la víspera, Borges tuvo que afrontar una serie de inconvenientes, sobre todo con Elsa, su primera esposa: “(Nos invitaron) a ir allá en noviembre, (hay) una suma para que pudiéramos viajar ella y yo. Thomas di Giovanni (su traductor) les escribió para demostrarles que por esa suma podrían también viajar él y su mujer. Elsa, furiosa, dice que posiblemente si fuéramos ella y yo solos, tendríamos más plata y que si van otros dos, ella podría llevar a una sobrina y yo a Luis. Yo no puedo enojarme con Di Giovanni porque se acople ni porque haya escrito esa carta a la Universidad, aunque teóricamente sea objetable. Yo prefiero ir con Di Giovanni y su mujer que con una sobrina de Elsa. (…) Elsa espera que en la Universidad pongan una persona para que la acompañe a hacer compras y a recorrer la ciudad. (…) Yo estoy viejo, quiero que me dejen tranquilo y quiero trabajar”.

La invitación provino de la revista Books Abroad, cuya redacción se hallaba en la ciudad de Norman, un pintoresco centro estudiantil ubicado a 32 kilómetros de la capital de Oklahoma. Un año antes, el jefe de redacción, Ivar Ivask, decidió celebrar a Jorge Guillén, quien había cumplido 75 años, con un número especial y un simposio en el que hablaría el poeta español y varios especialistas sobre su obra.

La presencia de Borges causó gran revuelo entre la comunidad intelectual. Algunas de las ponencias fueron: “La República argentina”, “Literatura gauchesca”, “Sarmiento y Hernández”, “Leopoldo Lugones”, “Macedonio Fernández”, entre otras. Por su narrativa extraordinaria fue comparado con Kafka, H.G. Wells, entre otros. En respuesta, Borges sostuvo que cada autor crea a sus precursores y no a la inversa.

El argentino estuvo presente en todos los eventos acompañado por Di Giovanni: “El poeta ciego, humilde, irónico, escritor de cuentos y ensayista se concentró en su literatura argentina nativa y en sus propios escritos y evocó un mundo circular, autónomo y mítico del pasado en sus dos conferencias públicas —dictadas en el impecable inglés que ama tanto como el español”.

El día de la clausura, Borges ofreció un recital y al ser cuestionado sobre la trascendencia de sus cuentos y poemas, respondió no temer ni al olvido ni a la muerte: “Espero que el olvido no tarde mucho en llegar. Estoy feliz de ser un hombre viejo. No me importa que mi escritura sea recordada. Eso no es importante para mí. La aventura (de la vida) debe ser agradable por nuestro propio bien. Sólo después de que un hombre haya muerto, tal vez se pueda comprender su vida. (…) Mi deseo es morir santamente. Mi deseo es morir con este compañero, mi cuerpo. Aunque he leído muchos libros de teología, no soy teólogo, no soy un pensador en absoluto. Soy un simple hombre de letras. Desearía escribir una oración que se pueda entender, si es que los hombres pueden entender algo. Quiero ser recordado menos como poeta que como amigo”.

Ivask aseguró que Borges era un nuevo Homero, un hombre que habitaba en el pasado, que vivía en un mundo que tendía a ser circularmente cerrado y autosuficiente, y que era “irónico, humilde, bardo de memoria mítica”. En el balance, esos días de otoño fueron “borgesianos en el mejor sentido, tanto estimulante como extrañamente inquietante, como muchas de las ficciones crípticas del escritor sobre bibliotecas laberínticas, eruditos absortos y documentos esotéricos”.

La grata experiencia que dejó Borges en “Sooner State”, hizo que Books Abroad le dedicara un número completo, que luego se editara un libro ampliado y que diera origen a una tradición de homenajes, primero a escritores de lengua española, luego a los francófonos y, al día de hoy, de todo el mundo. Después de él, otros cuatro de sus compatriotas han sido honrados: Julio Cortázar, Manuel Puig, Luisa Valenzuela y Andrés Neuman. Entre los mexicanos, sólo Paz y Fuentes lo han obtenido.

Al volver a su tierra natal, Borges compartió su experiencia a Bioy Casares: “Borges dice que Oklahoma significa ‘hogar o casa del hombre rojo’, que Rockefeller es un idiota, y que los norteamericanos están muy sentimentales con los negros”.

 

Fuente: El Universal - México

https://www.eluniversal.com.mx/opinion/borges-en-oklahoma-0

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