lunes, 20 de diciembre de 2010

Café La Dama de Bollini



"Café Literario” impulsado desde el año 1984 por Jorge Luis Borges

"La cortada de Bollini"

Contemporáneos del revólver, del rifle y de las misteriosas armas atómicas, contemporáneos de las vastas guerras mundiales, de la guerra del Vietnam y de la del Líbano, sentimos la nostalgia de las modestas y secretas peleas que se dieron aqui hacia mil ochocientos noventaitantos a unos pasos del Hospital Rivadavia. La zona entre los fondos del cementerio y el amarillo paredón de la cárcel se llamó alguna vez la Tierra del Fuego; la gente de aquel arrabal elegía (nos cuentan) esta cortada para los duelos a cuchillo. Esto habrá ocurrido una sola vez y luego se dirían que fueron muchas. No había testigos, salvo, quizá, algún vigilante curioso que observaría y apreciaría las idas y venidas de los aceros. Un poncho haría de escudo en el brazo izquierdo; el puñal buscaría el vientre o el pecho del otro; si los duelistas eran diestros la contienda podría durar mucho tiempo.

Sea lo que fuere, es grato estar en esta casa, de noche, bajo los altos cielos rasos, y saber que afuera están las casas bajas que aún quedan, los hoy ausentes conventillos y corralones y las tal vez apócrifas sombras de esa pobre mitología.

Jorge Luis Borges
ATLAS, Ed. Sudamericana, Bs. As.



En el pasaje Bollini convivieron malevos, quinteros y feriantes

En el pasaje son tradición las farolas coloniales y el adoquinado. Foto Ricardo Pristupluk
Por la epidemia de cólera, 300 inmigrantes que ocupaban un "asilo provisional" en el barrio de Palermo, fueron trasladados en 1874 a terrenos de la quinta Bollini, que se extendía desde Chavango (primer nombre de la avenida Las Heras), a la altura de Sánchez de Bustamante, hasta la actual calle Paraguay.

Fue un hecho desencadenante en la historia del pasaje Bollini, porque esos europeos y sus descendientes dieron forma a la zona. Vivían en casas precarias, levantadas por ellos mismos, y explotaban pequeñas chacras, lo que derivó en la venta ambulante de frutas y hortalizas. Al formalizarse en puestos, dio lugar a que también fuera conocido como Calle de la Feria.




Hacia comienzos del siglo XX, a los laboriosos extranjeros se sumaron locales mal acostumbrados, dados a horas y hechos nocturnales y poco dispuestos a levantarse ni siquiera tras el tercer canto del gallo.

La fama del malevaje la evocó Jorge Luis Borges en su "Evaristo Carriego" (1930). Tomó en cuenta la proximidad con la Penitenciaría (Coronel Díaz y Las Heras) y los "hombres furtivos que se llamaban silbando", para recordar que ese vasto espacio tuvo una significativa denominación: Tierra del Fuego.

En 1887 se oficializó el nombre de pasaje Bollini para las dos cuadras limitadas por las calles French al 2900 y Pacheco de Melo a la misma altura. Los moradores de esa época eran quinteros y elaboradores de vinos, que habitaban casas modestas, y entre sus hábitos estaban el picado, que se disputaba en la misma callejuela, el mate en la puerta y el festejo del Carnaval. En muchas temporadas fue amenizado por una trifulca resuelta a punta de cuchillo.

De ayer a hoy

En 1980 comienza la historia moderna del pasaje. Los 200 metros -con su característico empedrado y sus veredas angostas que sólo permiten el paso de una persona por vez- comenzaron a cambiar de fisonomía al instalarse pubs y restaurantes.

En forma simultánea, las precarias viviendas fueron sustituidas por edificaciones de buen porte, ajustadas al tono colonial del pasado. Se lo advierte en los faroles de algunas fachadas, los portones y ventanales con herrajes y el colorido primigenio de paredes y techados. En Bollini 2281, en 1983 se inauguró el local que llegaría a ser el máximo referente, La Dama de Bollini, un bar en el que se asocian la bohemia y una seductora decoración.

Su propietaria, Cecilia Leoni, quiso que fuera algo más. Empezó por organizar exposiciones de pintura en la calle, la primera, auspiciada por la municipalidad (intendencia de Julio César Saguier), de la que participaron figuras de la talla de Guillermo Roux, Raquel Forner, Raúl Soldi y Pérez Celis.


Duquesa de Winthertur, Blanca Azucena de Hegi,
María Kodama, Jorge Luis Borges y Cecilia Leoni

Promover y preservar

La animosa empresaria consiguió en 1988 la personería jurídica de la Fundación Pasaje Bollini, que actualmente preside y cuyo objetivo es la promoción de las artes plásticas y la preservación de las características originales de la arteria.


Entrevista exclusiva de Jorge Luis Borges a
Cecilia Leoni, con motivo de la iniciación
del Café Literario

Desde su nacimiento, La Dama de Bollini ha sido ámbito expositor de grandes firmas, pero también de concursos de plástica, otorgamiento de becas a artistas, conferencias, presentaciones de libros y recitales. Frecuentaron el bar Borges, Olga Orozco, Alberto Girri, Florencio Escardó y Fermín Estrella Gutiérrez, entre otros.

Fuente : La Nacion
Willy G. Bouillon
Sábado 28 de setiembre de 2002


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