Ricardo Piglia
"Borges transmite muy bien la sensación de la
literatura incompleta: que siempre queda algo por leer y que esa parte no leída
determina lo que estamos leyendo", sostuvo el escritor Ricardo Piglia en
una clase abierta realizada en la Televisión Pública Argentina, sobre el autor de
"El Aleph".
"En Borges la memoria y la biblioteca están antes que
la escritura. Eso es un respaldo pero también un peligro. La memoria absoluta
aparece encarnada en Funes -protagonista del cuento "Funes el
memorioso"-, y la memoria ajena se ve en "La memoria de
Shakespeare", explicó el escritor en un seminario que se transmitirá
próximamente por Canal 7.
Según el autor de Respiración artificial, "la cuestión
central en Borges, y quizás en toda la literatura, es la pregunta sobre quién
escribe: quién lee, quién recuerda. La pregunta sobre aquel que hace la acción
es importantísima. La literatura siempre trabaja con situaciones específicas,
parte de casos individuales para cualquier generalización".
"Podríamos decir que en el mundo contemporáneo hay dos
grandes tipos de lectores -señaló Piglia-. El lector tipo Kafka y el lector
tipo Borges. En el caso de Kafka, aparece la idea de no ser interrumpido; hay
una carta bellísima a Felice Bauer donde le explica que su ilusión era vivir en
un sótano donde nadie pueda entrar nunca y ahí leer tranquilo para ver si podía
escribir".
"Sabemos que Kafka -continuó el autor de Plata quemada-
que es el mejor de todos, siempre decía que no podía escribir, ese es un
detalle que identifica a los buenos escritores: son los que tienen dificultades
para escribir, como Borges".
Piglia apuntó: "Kafka es el lector de un solo libro, no
lee diarios, no sale, no hace más nada que leer un solo libro; puede ser la Biblia o Dickens, es un
lector muy intensivo, hermético. Mientras que Borges, por otro lado, está
aislado en la biblioteca pero tiene todos los libros ahí, y entonces un libro
remite a otro y ese a otro y ese a otro, y eso remite a la sensación de que
siempre queda algo sin leer".
"Por eso es un autor muy contemporáneo, porque todos
tenemos esa sensación hoy con la
Web, que no tiene bordes, como la biblioteca de
Borges".
Según Piglia, "Borges era un lector absolutamente
microscópico, la distancia en su manera de leer es algo notable, está siempre
leyendo cerca, dejando una pequeña huella, y al mismo tiempo está siempre
leyendo una serie, como si de cada libro sacara algo y luego siguiera la serie.
Lee muchas veces los mismos libros y es un lector que escribe lo que lee".
"Por lo tanto -continuó- cultiva un arte de la cita que
es fantástico. Sabemos que existen grandes citas atribuidas a Borges que no son
de Borges, pero que han terminado por ser de él, porque las traduce tan bien
que a veces las mejora".
El autor de Blanco nocturno explicó que "los duelos son
elementos centrales de su ficción. Se repiten los duelos a lo largo de toda su
obra y son siempre iguales: dos hombres que se enfrentan por el reconocimiento
y llegan a la instancia de la muerte.
"Los cuchilleros son una serie, pero hay duelos que
incluyen otros elementos, como en "Los teólogos", o el duelo de corte
policial en "La muerte y la brújula", o el de "Deutsches
Requiem", donde el narrador es un filósofo nazi".
ampliar
"La otra cosa que tienen los duelos es algo que yo
llamaría la ficción del nombre, que se presenta en la zona donde se localiza el
coraje. Es el caso de Juan Dahlmann del cuento "El sur", que sale a
pelear solo cuando lo nombran", sostuvo Piglia.
Y señaló: "los duelos y lecturas están unidas y eso
también explica por qué Borges está tan ligado al género, por qué le gusta
Hollywood, el policial, le gusta porque repite fórmulas, mientras que la alta
cultura está siempre pensando en la originalidad, Borges está ligado a la gran
tradición de la literatura popular, que es una literatura donde uno va a buscar
lo que ya sabe".
"Borges trabaja expandiendo los espacios de acumulación
-explicó el escritor-. Uno podría pensar, primero, una serie de citas, una
serie de citas que es un texto, una serie de textos es un volumen y luego, lo
más parecido a una enciclopedia, una serie de volúmenes que en realidad es un
libro.
"Es como si tomara las partes microscópicas de la cita
como lugar de acumulación inicial y lo fuera expandiendo hasta terminar en la
biblioteca".
Para Piglia, "en Borges la erudición funciona como
sintaxis, es decir, la sintaxis es lo que permite articular esa erudición.
Porque la erudición de Borges es de diccionario, él es un hombre que lee libros.
Lo que hacemos en Internet él lo hacía antes. Por supuesto que es un hombre de
vastísimas lecturas, pero que leía manuales de filosofía, biografías de
filósofos, leyó muy bien a Schopenhauer.
"Pero básicamente es un hombre que trabaja con la
erudición que está mano de la enciclopedia. Es una forma de narrar. Borges
inventó un modo de trabajar con los textos que se relaciona con la forma en que
uno busca una palabra en google y ve cómo aparece una serie.
"La idea de la cultura como saturación, de algo
imposible de agotar, hace que la biblioteca sea un paraíso y también un
infierno. En Borges está muy presente la fantasía del incendio de los libros,
empezar de cero, la cultura que continuamente vuelve a empezar",
reflexionó el escritor.
Fuente : TELAM Cultura
No hay comentarios:
Publicar un comentario