Jorge Luis Borges era un lector reincidente de Mathematics
and the Imagination, el hermoso libro escrito al alimón por Edward Kasner y
James Newman[1], al cual dedicó dos prólogos.
El libro
de Kasner y Newman gusta de enseñar las matemáticas a través del asombro que
producen sus más famosas paradojas, para escribirlo en las inimitables palabras
de Borges: “el incesante mapa de Brouwer, la cuarta dimensión que entrevió More
y que declara intuir Howard Hinton, la levemente obscena tira de Möbius, los
rudimentos de la teoría de los números transfinitos…”
Como pueden
ver, el Maestro hacía trampa. Muchas de sus ficciones eran en realidad
adaptaciones de resultados matemáticos, especialmente de la geometría y la
teoría de números. Borges convirtió las matemáticas en literatura y al hacerlo, cimbró la literatura moderna y
nos obligó a la erudición, a la investigación y al cuidadoso empeño.
Pero lo
asombroso fue que la relación entre Borges y la ciencia no fue unívoca, sino
que parece operar en ambas direcciones, así sea de manera inadvertida.
En 1941
Borges escribe “El Jardín de los Senderos que se Bifurcan”, cuento
posteriormente recopilado en Ficciones (1944), y una de su obras maestras.
El jardín de
senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el
tiempo; esa causa recóndita le prohíbe la mención de su nombre. Omitir siempre
una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el
modo más enfático de indicarla. Es el modo tortuoso que prefirió, en cada uno
de los meandros de su infatigable novela, el oblicuo Ts’ui Pên. (…) no emplea
una sola vez la palabra tiempo. La explicación es obvia:”El jardín de senderos
que se bifurcan” es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como
lo concebía Ts’ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, no creía en un
tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red
creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa
trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se
ignoran, abarca todas la posibilidades.”
El
laberinto de la historia no es físico, sino temporal. Lo que se bifurca no es
el jardín, sino los instantes. Al llegar a un instante existen múltiples
posibilidades a seguir, y el tiempo puede transcurrir y transcurre sobre las
múltiples opciones que en cada instante se enfrentan, como un árbol del cual
salen en cada nodo sinfín de ramas.
Esta idea
del tiempo bifurcándose en una fronda infinita se repite ya de manera espacial
en historias como La
Biblioteca de Babel o El Libro de Arena, pero sólo en “El
Jardín…” es el tiempo el arborescente.
¿Pero pudo
Borges entrever lo siguiente?
En El Universo en una Cáscara de Nuez
(de título Shakespeariano) un libro de divulgación posterior a su best-seller
Una Breve Historia Del Tiempo (de título Borgiano), Stephen Hawking, uno de los
físicos más famosos de la actualidad escribe lo siguiente:
La idea de que el
universo tiene múltiples historias puede sonar a ciencia ficción, pero
actualmente es aceptada como un hecho científico. Fue formulada por Richard
Feynman… Ahora trabajamos (los físicos) para combinar la teoría general de Einstein
y la idea de Feynman de las historias múltiples en una teoría unificada que
describa todo lo que ocurre en el universo.
Para los
lectores cuidadosos de Borges el saber lo anterior debe de ser estremecedor.
Una de sus historias entrevió una de las discusiones más difíciles de los
físicos modernos.
Me detuve, como
es natural, en la frase: Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de
senderos que se bifurcan. Casi en el acto comprendí; el jardín de los senderos
que se bifurcan era la novela caótica; la frase varios porvenires (no a todos)
me sugirió la imagen de la bifurcación en el tiempo, no en el espacio. La
relectura general de la obra confirmó esa teoría. En todas las ficciones, cada
vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina
las otras; en la del casi inextricable Ts’ui Pên, opta —simultáneamente— por
todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también,
proliferan y se bifurcan.
El físico
Stephen Hawking lo dice de la siguiente manera:
Como el universo
va lanzando los dados para ver qué pasará a continuación, no tiene una sola
historia, como se podría esperar, sino que debe de tener todas las historias
posibles, cada una de ellas con su propia probabilidad.
Con un
poco menos de literatura, Hawking ilustra:
Debe de haber una
historia del universo en que Belice ganara todas las medallas de oro de los
Juegos Olímpicos, aunque quizá la probabilidad de ello sea muy baja.
Con un
poco más de estilo, recordemos a Borges:
De ahí las
contradicciones de la novela. Fang, digamos, tiene un secreto; un desconocido
llama a su puerta; Fang resuelve matarlo. Naturalmente, hay varios desenlaces
posibles: Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos
pueden salvarse, ambos pueden morir, etcétera. En la obra de Ts’ui Pên, todos
los desenlaces ocurren; cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones.
Alguna vez, los senderos de ese laberinto convergen; por ejemplo, usted llega a
esta casa, pero en uno de los pasados posibles usted es mi enemigo, en otro mi
amigo. Si se resigna usted a mi pronunciación incurable, leeremos unas páginas.
Richard
Feynman, quien se doctoró en 1942 (un año después de que Borges escribiera “El
Jardín…”) fue el autor de unos famosos diagramas (los Diagramas de Feynman)
para describir las trayectorias posibles de las partículas subatómicas. Dichos
diagramas son arborescencias temporales, pues la partícula puede estar con
cierta probabilidad en distintas partes “al mismo tiempo”.
En alguna
bifurcación del jardín Jorge Luis Borges fue un físico teórico y en lugar de
escribir ficciones, fundó la teoría cuántica.
Su poesía
lo dijo en dos líneas: Llueve
¿En qué ayer, en qué patios de Cartago, cae también la
lluvia?
[1] Una de las afortunadas consecuencias del desafortunado
fin de “Hoja por Hoja” es que Tomás Granados Salinas aplicó sus dotes de editor
en el CONACULTA, en donde logró publicar una serie de libros sobre matemáticas,
en donde “Matemáticas e Imaginación” fue nuevamente puesto en circulación.
Fuente : Círculo de Poesía - Revista electrónica de
literatura.
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