lunes, 24 de mayo de 2010
Borges en Alta Gracia
Alta Gracia recuerda a Jorge Luis Borges
Mañana, María Kodama recibirá la grabación de la última charla pública que ofreció el escritor en territorio provincial. Fue en el Cine Monumental de esa ciudad, en agosto de 1985.
José Schaffer se sienta en un bar de la calle Belgrano, en el centro de Alta Gracia. Está en la vereda, frente a un café en jarrito condenado a enfriarse: entre la conversación y la cantidad de saludos que debe dar, no le queda tiempo para llevar la taza hasta su boca. Por la mañana, el centro de la ciudad serrana parece explotar de gente, y toda esa gente conoce a José: hace más de medio siglo que se dedica a producir el sonido y la iluminación de casi todos los espectáculos y eventos que pasan por Alta Gracia. Es un auténtico célebre desconocido.
Desde que comenzó a trabajar, se dedicó a registrar cada uno de los eventos, y a grabarlos en casetes. Ahora posee un armario repleto de cintas, una especie de archivo de audio de la historia reciente de Alta Gracia, con auténticas perlas en cuanto a conferencias y recitales se refiere.
Una de esas perlas es la grabación de una charla abierta que ofreció el escritor argentino Jorge Luis Borges, casi un año antes de morir en Ginebra, en agosto de 1985.
El autor de Historia universal de la infamia, Ficciones y El Aleph, entre otros, visitó el cine Monumental Sierras de Alta Gracia –actualmente cerrado y sin signos vitales de ningún tipo– de la mano del psicoanalista Víctor Pujia, un lector de su obra que lo invitó a Córdoba después de visitarlo periódicamente durante unos 10 años.
Mañana a las 20, en el cierre de la Feria del Libro de Alta Gracia, la viuda de Jorge Luis Borges, María Kodama, recibirá un disco con esa grabación. Será un obsequio de la comunidad de Alta Gracia para la presidenta de la fundación internacional que lleva el nombre del escritor, y todo indica que será el broche de consagración de un evento que ha vuelto a demostrar que su crecimiento es cosa seria.
Sucede que con la visita de Kodama, la Feria organizada por la Municipalidad de Alta Gracia corona, con un presupuesto bajísimo, una agenda de invitados ejemplar, que incluyó a Liliana Bodoc, Luis Pescetti, Angélica Gorodischer, el staff de Barcelona, Vlady Kociancich, Daniel Salzano, María Teresa Dri, Enrique Butti, Hugo Mujica, y Susana Dillon, entre otros.
Los amigos. La historia de la visita de Borges a Alta Gracia comienza con Víctor Pujia. Él había entablado con Borges una relación que el psicoanalista cordobés no quiere definir como amistad: “sería de una pedantería increíble decir que yo fui amigo de Borges”, dice, a 23 años de su último encuentro con el escritor más importante de la lengua española.
Pujia visitó a Borges en su departamento de calle Maipú, en Buenos Aires, como un lector de su obra. el escritor lo recibió en esa y en incontables oportunidades durante una década. Hacia 1985, el cordobés lo invitó a dar una charla en Ciudad Universitaria, en Córdoba, y también en Alta Gracia, ciudad natal de Pujia.
Borges ya había visitado Alta Gracia en su infancia, durante unas vacaciones familiares, y le atrajo la idea de volver al río Calamuchita: acompañado por Pujia, llegó primero a la capital provincial, para ofrecer una conferencia en la Universidad Nacional. Al ingresar al hotel, según relata Víctor Pujia, un lustrabotas lo reconoció y le dijo “¡eh, viejito, no te mueras nunca!”. El escritor sonrió y dijo: “Muy amable. Pero, la verdad, ya se me ha ido un poco la mano, ¿no?”.
Conmovedor. José Schaffer, mientras saluda a cada una de las personas que pasan por la vereda del bar, cuenta más anécdotas de aquella visita: a él le sorprendió “el buen humor de Borges” y la manera en que respondió a una de las preguntas del público.
“Alguien le preguntó –cuenta Schaffer– qué le leería a dios si pudiera leerle algo. Borges respondió, rápido, ‘seguramente, nada mío”. y luego agregó: aunque, ya que lo propone, sería interesante leerle la Biblia. Y seguramente en algún párrafo dios nos detendría para decirnos que eso no es así. Y entonces estaríamos frente a un dios ateo”.
Víctor Pujia también recuerda el humor sarcástico de Borges, pero agrega que “se trataba de un hombre muy humilde, un individuo mágico”.
Aquella jornada quedó en la historia de Alta Gracia: el cine colmó sus instalaciones y más de 1800 personas fueron a saludar al “Maestro”. Antes, los comercios de la zona colaboraron de la manera en que pudieron: cuenta Schaffer que “la mueblería prestó los sillones, y cada uno puso lo que podía poner”.
Hoy el cine Monumental Sierras es una postal del abandono, pero la ciudad que lo rodea es todo lo contrario. Y aquel entusiasmo colectivo parece haber sobrevivido: como muestra sobran los eventos (el Encuentro de Colectividades, el Encuentro de Cantautores, la Feria del Libro...).
Mañana, María Kodama se llevará una evidencia de que en Alta Gracia pasan cosas. Su conferencia cerrará la cuarta edición de la Feria, justo antes de que la cantante unquillense Griselda Castro ofrezca el recital de clausura.
A José se le enfrió el café. Debe ir a buscar el casete con la grabación de la charla. Se levanta, con el apuro de quienes tienen una misión. Más o menos así parecen caminar todos en esta ciudad.
Emanuel Rodríguez De nuestra Redacción erodriguez@lavozdelinterior.com.ar
lavozdelinterior.com.ar
http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=224044
30 de julio de 2008
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