miércoles, 19 de mayo de 2010

Utopía de un hombre cansado

Cumbre de sabios
Utopía de un hombre cansado

Agapito Maestre

Fueron malos, malísimos políticos para sus sociedades, pero ahora tratan de apuntalar a uno aún peor que ello

Libertad Digital – España - 2010-01-05

La fotografía de Zapatero junto a su Consejo de Sabios me hace recordar una narración de Jorge Luis Borges: Utopía de un hombre que está cansado. Allí sueña el escritor porteño otro mundo. Sueña que sueña. Es un mundo sin identidad, a veces muy parecido a las fotografías y declaraciones del actual presidente de la UE, pero en el que suceden cosas. Quizá el acontecimiento más relevante, según Borges, es la posibilidad, o mejor, la existencia de un mundo sin Gobierno. Sí, sí, son posibles y efectivos espacios sin gobiernos; aunque esos mundos son vividos como horizontes extraños para quien sólo ha vivido de la "política", la ficción magistral de Borges permite a todos esos cientos de individuos sin oficios, los políticos, redimirse. Reinventarse.

En ese mundo apasionante y rico, los políticos y gobernantes tienen que esforzarse por hallar nuevos puestos de trabajos, oficios honestos, y en verdad, según Borges, algunos consiguieron en ese mundo ser "buenos cómicos o buenos curanderos". Pues eso, cuando tres viejos políticos, que habían pasado ya a la historia con más penas que glorias a sus espaldas, estaban aprendiendo nuevos oficios, viene Zapatero e interrumpe sus sueños de reinvención. Han caído en la diabólica tentación que les ha tendido el copresidente de la UE. Lo pagarán. González, Solbes y Delors han sido despertados de su rico padecimiento soñador, pero, en vez de seguir durmiendo o reinventándose, fueron corriendo a visitar a Zapatero. Se han hechos unas fotos y se han sentido útiles a los designios del nuevo timonel de la UE. Pagarán su fechoría.

En realidad, cuando pasen unos meses y se percaten de que han sido utilizados por alguien sin oficio ni beneficio en la UE, sospecho que nunca le perdonarán a Zapatero la faena de interrumpir su nuevo trabajo de adquirir un honrado oficio. Comprobarán con resentimiento que su tiempo ya había pasado; pero, cuando habían conquistado un mundo para reinventarse, llegó Zapatero y lo destrozó. Ya no tendrán más tiempo para reinventarse. Siempre estarán ahí como "jarrones chinos", casi inservibles y feos, que nadie sabe dónde colocar. Fueron malos, malísimos políticos para sus sociedades, pero ahora tratan de apuntalar a uno aún peor que ellos. Eso será terrible, especialmente para el soberbio González, quien se resignará con estoicismo si alguien le recuerda sus atropellos, pero jamás soportará que le digan que es un adorno de Zapatero.

En fin, creo que estos tres consejeros de Zapatero dan la medida del político medio español, a saber, todo lo hacen sólo y exclusivamente por ellos. También en España la "política", como en los países más populistas del mundo, ha quedado reducida a la actividad de unos privilegiados. Se trata de unas cuantas camarillas autoelegidas por ellas mismas con un objetivo común: dar satisfacción a sus propios intereses. Para un político español la política es una forma de vida. Punto. Una "profesión" a la que es necesario entregarse día y noche. Una forma de hacer dinero. Fortuna. El mercado político en nuestra sociedad está muy restringido; en realidad, sólo tienen acceso a ella unos cuantos privilegiados, que son capaces de manejar a su antojo una ley injusta sobre partidos políticos.

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