lunes, 24 de mayo de 2010

Borges y Cortazar



Cuenta Borges

"Hacia 1947 yo era secretario de redacción de una revista casi secreta que dirigía la señora Sarah de Ortiz Basualdo. Una tarde, nos visitó un muchacho muy alto con un previsible manuscrito. No recuerdo su cara; la ceguera es cómplice del olvido. Me dijo que traía un cuento fantástico y solicitó mi opinión. Le pedí que volviera a los diez días. Antes del plazo señalado, volvió. Le dije que tenía dos noticias. Una, que el manuscrito estaba en la imprenta; otra, que lo ilustraría mi hermana Norah, a quien le había gustado mucho. El cuento, ahora justamente famoso, era el que se titula "Casa Tomada". Años después, en París, Julio Cortázar me recordó ese antiguo episodio y me confió que era la primera vez que veía un texto suyo en letras de molde. Esa circunstancia me honra".

Cuenta Maria Kodama



"Creo que al otro día, fuimos al Museo del Prado y cuando justamente estaba yo mirando el gigantesco perro semihundido que pintó Goya, vi a Cortázar y se lo dije a Borges. Él me preguntó si yo quería saludarle y le dije que si él quería, yo quería. ‘Sí, claro. ¿Por qué no?’, me dijo. En ese mismo momento Cortázar vio a Borges y se acercó y fue divino, maravilloso y único… uno de esos instantes irrepetibles que nos regala la vida. Cortázar le recordó que le había llevado su primer cuento y destacó la generosidad de Borges con él. Y Borges rió y le dijo: ‘no me equivoqué, fui profético’".

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