sábado, 15 de mayo de 2010

Series Borgeanas

El tiempo no para, ¿o sí?

Las series sin reloj primero "Lost", luego "FlashForward" y "Fringe" basan sus argumentos en universos donde pasado, presente y futuro no son tan lineales como parecen, y donde son frecuentes los viajes a universos paralelos. Toda una tendencia que cada vez tiene más exponentes en la televisión "de culto". Aquí, un pantallazo.

Por: Diego Papic

Cuando la trama de Lost empezó a hacerse más laberíntica y enrevesada, cuando empezó a incluir viajes en el tiempo y universos paralelos, aparecieron otras dos series que empezaron la pelea por heredar el trono, y que también se meten con la complejidad de los juegos temporales: son Fringe y FlashForward. Las tres plantean, cada una a su modo, interrogantes acerca del tiempo y el destino. Lejos de las historias clásicas de aventuras, en donde los protagonistas viajaban al pasado o al futuro con la liviandad de un viajante de comercio, estas tres series se toman la cuestión del tiempo de una manera más filosófica y profunda.

En el principio fue Lost (martes a las 21, por AXN). Aunque en las primeras temporadas no había viajes en el tiempo, la novedad de los flashbacks bastó para captar la atención del público y de la crítica. Un avión se estrella en una isla aparentemente desierta y un grupo de sobrevivientes debe coexistir en ese ambiente inhóspito y extraño, acechado por un monstruo oculto y ubicuo. La narración se ve interrumpida por flashbacks que cuentan fragmentos de la vida previa al accidente de cada uno de los sobrevivientes en la tragedia.

Ya en ese momento uno de los tópicos de la serie era el destino. John Locke (Terry O'Quinn), el lisiado que recuperó milagrosamente la movilidad de sus piernas en la isla, repetía a quien quisiera escucharlo que eso estaba escrito, que todos ellos habían ido a parar a esa isla por una razón, que la propia isla los había convocado. El rockero en decadencia y adicto a la heroína Charlie Pace (Dominic Monaghan), sentado ante la fogata la primera noche en la isla, escribe la palabra "destino" en uno de sus puños.

Ya en la cuarta temporada, los flashbacks van cediendo paso a los flashforwards: ya no se intercalan escenas del pasado de los personajes, sino del futuro, de la vida posterior al rescate. Pero es en la quinta temporada cuando los viajes en el tiempo entran de lleno en la trama: los que quedaron en la isla empiezan a viajar, sin control, de aquí para allá, del presente al pasado y más acá; de los años '50, a los '70, incluso al siglo XIX. Es ahí donde Lost empieza a transformarse en un laberinto casi inexpugnable para los neófitos.

Cerca del final de la quinta temporada, el físico Daniel Faraday (Jeremy Davies) -que perdió al amor de su vida en la isla- decide cambiar el rumbo de los acontecimientos. "Razonamos. Tomamos decisiones. Tenemos libre albedrío. Podemos cambiar nuestro destino", le dice a nuestro héroe Jack (Matthew Fox), circa 1977, y se dispone a detonar una bomba atómica que destruya la isla y evite el accidente aéreo que dará origen a toda la tragedia, especialmente, la de la muerte de su amada.

La sexta temporada de Lost, entonces, no cuenta con flashbacks ni con flashforwards, sino con lo que se dio en llamar flashsideways: un término acuñado específicamente para describir esto y que se refiere a las escenas intercaladas de ese universo paralelo nacido de la decisión de Faraday: un universo en el que la isla está debajo del océano y el vuelo 815 de Oceanic Airlines aterriza sano y salvo en Los Angeles.

Hace unos 60 años lo imaginó el más grande escritor argentino: "En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en esta, opta -simultáneamente- por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan." Se trata del clásico cuento de Jorge Luis Borges El jardín de senderos que se bifurcan, y esta cita no es antojadiza: el último episodio de FlashForward se llama así.

La serie que creó la cadena ABC para tomar la posta de Lost -que ya se encuentra en la recta final- evita la sutileza de su predecesora y ya desde el título propone manipular ese río incesante que es el tiempo. En FlashForward (martes a las 22, por AXN) la población mundial se desmaya y tiene una visión del futuro: todos se ven a sí mismos unos seis meses después, el 29 de abril de 2010, durante 2 minutos y 17 segundos. Todos pueden espiar brevemente su futuro cercano. El Apagón Global genera caos y muerte por culpa de los desmayos repentinos -accidentes aéreos y automovilísticos-, pero también provoca intranquilidad respecto del futuro avistado.

El agente del FBI Mark Benford (Joseph Fiennes), alcohólico recuperado, se ve a sí mismo borracho, investigando las razones del Apagón y siendo acechado por unos hombres con careta y armas con mira láser. Su mujer, la Dra. Olivia Benford (Sonya Walger), se ve en su propia casa, con su hija, pero con otro hombre. El compañero de Mark, Demetri Noh (John Cho), no ve nada. Aparentemente estará muerto para el 29 de abril.

"La gente ya no viene a hablar de su pasado, sino de su futuro", dice una psicóloga. El destino, el libre albedrío, se transforman en el tema central de la historia. ¿Se puede modificar el futuro? ¿O las visiones están destinadas a cumplirse, inevitablemente? El agente Al Gough (Lee Thompson Young) lo comprueba de modo brutal. Según su flashforward, una mujer morirá por su culpa. Para evitar que se cumpla la desgracia, se suicida. Su sacrificio sirve para demostrar que el futuro puede ser cambiado.

El futuro sí, pero no el pasado. Eso lamentan Olivia y el Dr. Lloyd Simcoe (Jack Davenport), quienes de acuerdo a las visiones del futuro, tendrán una relación amorosa. Recordando momentos de su vida, descubren que estuvieron a punto de conocerse cuando eran jóvenes, en la Universidad de Harvard. Pero Olivia tomó una decisión que selló el destino de ambos: prefirió quedarse con su marido. Nunca se conocieron, entonces, y Lloyd terminó casándose con otra.

Entonces él -físico también, como el Daniel Faraday de Lost- cuenta la teoría de los universos paralelos: "Todo lo que pudo haber ocurrido en nuestro pasado, ha ocurrido en algún otro universo. Todas las decisiones que tomaste todavía se están jugando en otro mundo. Si creés en esa teoría, supongo que en algún otro universo vos fuiste a Harvard y sí nos conocimos."

La idea del universo paralelo es clave en Fringe (martes a las 22, por Warner Channel). La serie es creación también de J. J. Abrams -el ideólogo de Lost- y le debe mucho al clásico de ciencia ficción de la televisión de los '90: Los expedientes secretos X. La protagonista es la bella agente Olivia Dunham (Anna Torv), asignada a una división especial del FBI dedicada a investigar casos extraños. Lo hará con la ayuda del científico loco Walter Bishop (John Noble) y el hijo de éste, Peter (Joshua Jackson), también científico y un poco inadaptado.

Las investigaciones llevan a Olivia una y otra vez hacia Massive Dynamics, una gigantesca corporación, más poderosa que cualquier gobierno, que se dedica al desarrollo científico. Su enigmático dueño, el Dr. William Bell (interpretado por el gran Leonard Nimoy -el Sr. Spock de Viaje a las estrellas-, en un guiño para los fans del género fantástico), se encuentra oculto, lejos del alcance de los investigadores.

Hacia el final de la primera temporada Fringe da una vuelta de tuerca cuando Olivia por fin se encuentra cara a cara con el Dr. Bell. ¿Dónde estaba el magnate? Pues en un universo paralelo, en alguna otra bifurcación temporal, en un presente que pudo haber sido y no fue. La reunión se lleva a cabo en una oficina ubicada, para sorpresa del espectador, dentro de una de las Torres Gemelas. "Este edificio se mantiene en pie porque se tomaron otras decisiones", explica el Dr. Bell, aludiendo a la teoría de los universos paralelos y, sin saberlo, a ese cuento memorable que publicó Borges en 1941.

Universos paralelos, tramas laberínticas y complejas, análisis filosóficos e influencias variadas. Hace rato que la televisión dejó de ser una caja boba y hoy propone diversas ficciones profundas y apasionantes a las que hay que seguir con atención y detenimiento para no perderse detalle y comprenderlas en todo su esplendor.

Lost. La más antigua de las tres series. Y la más exitosa. Jin (Daniel Dae Kim), Sun (Yunjin Kim), Hurley (Jorge García), Kate (Evangeline Lilly) y Sawyer (Josh Holloway) son náufragos en una isla donde el tiempo va de aquí para allá.

Flash Forward.Todo dicho desde el mismo nombre de la serie. El desmayo generalizado de ese 6 de octubre aparece como iamgen recurrente en cada capítulo, augurando lo que vendrá.

Fringe. Sucesos extraños que remiten a universos paralelos, donde fueron a parar las elecciones no hechas. O algo así. Para investigarlo: Peter Bishop (Joshua Jackson), OIivia Dunham (Anna Torv) y Walter Bishop (John Noble).

Casi ángeles

El año pasado, el programa producido por Cris Morena (Telefe) también jugó con el tiempo: los chicos tomaban un té que les permitía viajar al pasado o al futuro.

Fuente : Clarín 10/mayo/2010

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