Reflexiones sobre “El acercamiento a Almotásim” de
Jorge Luis Borges
Elena Fernández
Este ensayo intenta acercarse de una forma diferente a la
obsesión, o tal vez, a la curiosidad, que sentía Jorge Luis Borges por los
espejos. En el espejo nos reflejamos, nos multiplicamos y nos vemos
críticamente. Para hacer este análisis, que pretende ser un encuentro entre
terapia y literatura, voy a partir de un cuento que Borges escribió como un
resumen ficcional de novela. Es en éste que se subraya un elemento muy
apreciado por los terapeutas: a través del lenguaje le damos sentido a nuestro
mundo. Un punto, que está ligado al anterior, es el análisis metafísico que
hace el autor a través de un concepto importante para la psicoterapia
posmoderna: la reflexión.
En “El acercamiento a Almotásim”[1], el narrador, simula que
tal novela existe y nos ofrece un resumen de ella. Esta historia policial es la
primera escrita por un nativo de Bombay.
Borges la presenta en forma de reseña bibliográfica. Es el caso de un
estudiante de Derecho que busca al sabio Almotásim. El primero es guiado por el
reflejo que el último ha dejado, en forma de luz, en las personas que lo han
conocido: “en algún punto de la tierra está el hombre que es igual a esa
claridad”. Un primer reflejo que da paso a la reflexión.
Continúa Borges con su sinopsis: en una noche como tantas,
los problemas entre hindúes y musulmanes llevan a un grupo de personas a la
violencia, en una de las calles de esa ciudad. El protagonista, mata o cree
matar a un hindú. Se escapa y en su viaje conoce a mucha gente, ve en una
persona cierta ternura y excitación que a su vez viene de alguien más. El
estudiante se obsesiona con la idea de encontrar al hombre llamado Almotásim,
el hombre que irradia luz.
Emprende una búsqueda frenética que le toma años. Recorre
parte de la India
en busca del personaje hasta que los rastros que encuentra lo conducen a
Bombay, en una circularidad borgesiana. Según la supuesta reseña de Borges, la
narración termina de forma abrupta cuando: “Una voz de hombre -la increíble voz
de Almotásim- lo instó a pasar. El estudiante descorre la cortina y avanza. En
ese punto la novela concluye.”
El camino que toma el
estudiante de Derecho, puede ser interpretado, como el que se hace en la
búsqueda del yo. Ramón Moreno Rodríguez[2] comenta que el largo recorrido del
joven es visto como el símbolo de la vía de purificación que tiene que recorrer
para poder verse: “se sugiere [...] que al atravesar la cortina el estudiante
se encontró a sí mismo”. [3]
Según Moreno Rodríguez, Borges nos da una posible clave en
otra de sus obras: el “Coloquio de los pájaros”.[4] Un grupo de aves llega
hasta los confines de una montaña en busca de su rey, Simurg (treinta-pájaros):
“Treinta, purificados por los trabajos, pisan la montaña del Simurg. La
contemplan al fin: perciben que ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno
de ellos”.
La novela que reseña Borges, “El acercamiento a Almotásim”
se subtitula Un juego con espejos que se desplazan. Es el espejo, nos dice, en
la nota final del cuento, igual a una estrella que es todas las estrellas. Tal
vez el planteamiento del autor tiene que ver con que nuestras diferencias son
una invención, ya que todos somos lo mismo. Nos vemos reflejados los unos en
los otros.
Otra interpretación del espejo como símbolo “radica en que
los conocimientos del hombre son los reflejos que a través de un espejo
recibimos del universo”.[5] Se ha dicho que: “el hombre” [...] como en la
famosa ‘cueva de Platón’ sólo conoce a través de reflejos; en el caso de la
idea expuesta por Borges, estos reflejos son los de un espejo. En ese sentido,
difiere de la idea de Platón pues el espejo borgesiano refleja total y
cabalmente los conocimientos (…el universo), mientras que en el mito de la
cueva, se propone que sólo se conocen las siluetas dejadas por la luz sobre la
superficie de la misma.” [6]
¿Puede haber otra posibilidad? Podemos explorar más ideas,
además de la antítesis entre ilusión y realidad. Para el terapeuta noruego Tom
Andersen la idea central en la psicoterapia es la de escuchar de forma
respetuosa y empática. Así el cliente o paciente, al hablar sin ser juzgado,
sin ser analizado, puede acceder a aquello en su interior, que nunca ha dicho o
pensado. Este tipo de terapia es una invitación a un diálogo interior que nos
lleva a un conocimiento profundo de nuestro ser. Tom Andersen (1995) menciona
que una persona puede cambiar su yo interactuando en las diferentes relaciones
o conversaciones en las que él o ella se encuentre, los múltiples yos, están
gobernados por la cercanía y el tipo de relación con los otros.[7] Nos dice este innovador psiquiatra que el
término francés réflexion tiene el mismo significado que el noruego refleksjon,
que quiere decir: algo es escuchado, esto que oímos se toma, se aprehende y se
piensa antes de dar una respuesta. [8]
La ilusión del espejo se puede transformar en la creación de una
realidad que construimos y analizamos al estar en contacto con nuestro yo y con
los otros.
Otra cuestión fundamental es cómo el terapeuta intenta estar
siempre conciente del impacto que sus palabras, su actuar y su pensamiento tienen
en los otros. Podemos pensar en el espejo como el espacio donde se revisan las
acciones propias. Harlene Anderson[9] propone que el diálogo interno del
terapeuta, las preguntas que dirige hacia sí, durante la terapia, son tan
importantes como el uso de las preguntas para sus clientes, que son la
herramienta principal de su trabajo. Y estas preguntas sólo se definen, sólo
surgen de la conversación. Terapeuta y cliente, en espejo, para verse y
escucharse, no para imitarse.
Para la literata María Eugenia Betancourt, en la obra de
Borges, “se pueden encontrar algunos temas que suelen ser recurrentes, pues
conforman su idea de que la literatura se basa en unas cuantas metáforas. Las
nociones panteístas de que ‘todo está en todas partes y cualquier cosa es todas
las cosas’, y ‘cualquier hombre es todos los hombres’, refiere una visión del
cosmos, creado o soñado por ‘alguien’, que se convierte en un caos imposible de
comprender o explicar en el limitado universo del lenguaje, por lo cual la
realidad sólo puede ser expresada en símbolos, que es la representación de ese
caos”.[10]
Por tanto en la obra de Borges, el caos puede tener reglas
que son humanas y que también son símbolos de un universo humano y falible,
continuamente abierto a la reflexión. El espejo, puesto en el lugar adecuado,
refleja nuevas posibilidades de ser y estar.
Consideraciones finales:
¿Pueden las
limitaciones del lenguaje en el universo borgesiano, convertirse en una
oportunidad para conocer?
¿Puede ser que
Borges nos invite a pensar, a participar en un diálogo interior, cuando habla
de sus obsesiones, de sus metáforas?
La claridad en el
cuento de Almotásim, ¿viene de saber que el lenguaje es un juego, y que debemos
entender sus reglas?
¿Es ésa la
claridad que, no sólo persigue el autor en sus escritos sino que pide a sus
lectores?
¿Recibimos la
luminosidad o la creamos, con erudición y paciencia, como lo hizo Borges?
Como terapeuta no tengo respuesta a estas preguntas, me
quedo con la reflexión de que, si tengo suerte, le lectura de la obra de un
genio, me llevará a tener un poco más de claridad. Y, como profesionista, ello
me puede conducir a brindar un espacio de luminosidad para que mis clientes
tengan una oportunidad de pensar y sentir aquello que todavía no han podido
expresar.
Bibliografía
Andersen, T. (1990) The reflecting team:
Dialogues and dialogues about dialogues. New
York, Norton Books.
Andersen, T.
(1995). “The Reflecting Team In Action” (pp. 11-37) en: Reflecting
Processes; Acts Of Informing And Forming. S. Friedman (Ed.), New
York, NY: Guilford Press
Borges J.
L. (1957) Manual de zoología fantástica. FCE, México
Borges, J.L. ”El
acercamiento de Almatásim” en Historia de la eternidad. 1936 en Obras completas.
Tomo I. Emecé editores. Buenos Aires. Y en:
http://www.letrasperdidas.galeon.com/consagrados/c_borges01.htm
http://www.letralia.com/172/ensayo01.htm
http://www.geocities.com/Paris/Louvre/5753/BorgesEs.htm
[1] Borges, J.L. En Historia de la eternidad. 1936 en Obras
completas. Tomo I. Emecé editores. Buenos Aires.
[2]http://www.geocities.com/Paris/Louvre/5753/BorgesEs.htm
[3]Idem
[4] Borges J. L. (1957) Manual de zoología fantástica. FCE,
México
[5] http://www.geocities.com/Paris/Louvre/5753/BorgesEs.htm
[6] Idem
[7]Andersen,
T. (1995). “The Reflecting Team In
Action” (pp. 11-37) en: Reflecting Processes; Acts Of Informing And Forming. S.
Friedman (Ed.), New York, NY:
Guilford Press.
[8] Andersen,
T. (1990) The reflecting team: Dialogues and dialogues about dialogues. New York, Norton Books.
[9]
Anderson, H. 1997. Conversation, Language, and Possibilities: A postmodern
approach to therapy. Nueva York: Basic Books
Fuente : International
Journal of Collaborative Practices
No hay comentarios:
Publicar un comentario